En mi epoca mas feliz fui marciano, rarito, verde y bajito, no era precisamente el exceso de clorofila ni la aficion por los berros o las lechugas romanas, me parece que de ninio uno es asi, de ese tamanio y con esa filiacion, al paso del tiempo uno se enamora y el color verdizco se empieza a poner amarillo y definitivamente se queda rosado, ya a esas alturas nada volvera a ser igual, mas tarde uno se acuerda que tiene un platillo volador y escapamos de vez en cuando entre rancheras y tequila, se acaba el combustible positronico y amanecemos tirados en una cama, nos miramos al espejo y las antenas cambiaron por mechones puntiagudos de cabellos retorcidos mirando hacia las galaxias. Te amo demasiado, sin embargo camino a pie juntillas para no despertarte, que no te moleste que me gusta pasear por las galaxias, haciendo mordentes, corcheas, silencios en pequenios estudios y preludios, es libertad por supuesto, pero libertad de crear, de imaginar, sonar, este cuentito es muy personal, se me rompen las alas cada vez que rompes en colera, me pone triste y me hago de color rosado en las mejillas, quizas es que no se estar en mil partes a la vez y cierro los ojitos para no pensar mas que ya no soy un marcianito y hasta la estatura me ha crecido cada sabado por la maniana............

entre la tristeza, la melancolia y la desilucion, esta atorada como en un mal bocado que se queda entre los dientes, incomodo y molesto, a esto recurre uno cuando los pensamientos no tienen una direccion bien dirigida, cuando divagan entre intentos persistentes de volverse ideas hasta perder el norte y el sur.